domingo, 14 de diciembre de 2008

Ya no sé

Dejo aquí un video que a veces necesito volver a ver (o mostrar) y me cuesta encontrar. Es del grupo uruguayo "Cuarteto de nos" y se llama "Ya no sé qué hacer conmigo".
Aunque uno no comparta la totalidad de lo que dice (y mucho menos haya recorrido el mismo camino que dice), muestra un poco los cambios que suceden en la vida de una persona. ¿Siempre fue así? ¿es una característica de la juventud "actual"? No sé, pero puede ayudar a pensar a nuestros alumnos.

Acá va:

martes, 26 de agosto de 2008

Lo dice Tedesco

Les mando una nota publicada en el diario Clarín el día 19 de agosto de 2008 sobre la "lentitud" del proyecto de una computadora por alumno.
Saludos
Agustin


Sí, una computadora por alumno

El proyecto para proveer de computadoras a las escuelas, presentado hace tres años, se demoró más de lo esperado, pero sigue siendo un compromiso para la introducción de las nuevas tecnologías en el proceso de enseñanza y aprendizaje.

Imagen por Horacio Cardo (http://www.horaciocardo.com/)

Nuestro país se ha comprometido a garantizar el acceso universal a las nuevas tecnologías, como dimensión fundamental de una educación de buena calidad. Para ello se trabaja cotidianamente y en estrecha cooperación con los ministerios de educación de las provincias, a través de diferentes estrategias que se dirigen tanto a la provisión de computadoras a las escuelas como a la capacitación docente para su uso pedagógico. En este contexto, uno de los programas de mayor repercusión pública es el promovido por Nicholas Negroponte, "Una computadora por niño" (OLPC).

En los últimos meses, por diferentes medios de comunicación, se ha difundido el reclamo acerca de la falta de cumplimiento de un supuesto compromiso del Ministerio de Educación de la Nación con la compra de computadoras, así como la idea según la cual este proyecto sería la panacea frente a los problemas educativos argentinos. El tema es muy importante y por eso es necesario que lo discutamos con seriedad y adecuada información.

Primero, vayamos a los hechos. La cronología comienza en enero de 2005, en ocasión del Foro Económico Mundial de Davos, donde Nicholas Negroponte presentó lo que él mismo denominó como "el proyecto del resto de su vida": una computadora portátil de 100 dólares, que, distribuida gratuitamente a través de los ministerios de educación permitiría a los estudiantes de todo el mundo, el acceso a la tecnología de manera sencilla y amigable.

La relevancia del proyecto provocó el interés de varios países con voluntad política de universalizar el acceso a las nuevas tecnologías. La Argentina, a través del entonces Ministro de Educación, Ciencia y Tecnología, Daniel Filmus, se propuso avanzar en el estudio del proyecto y creó un grupo de trabajo en Educ.ar, para evaluar la propuesta y sugerir un plan de acción. En aquel momento, OLPC pidió una definición para marzo de 2006, que les permitiera iniciar la producción y entregar las computadoras en diciembre de ese año.

El ministro Filmus, estableció tres condiciones básicas (además de asumir que el precio sería de 100 US$ por laptop): tomar la decisión de compra a partir del modelo definitivo y no de un prototipo de prueba, realizar un piloto y trabajar con un organismo internacional que asegurara transparencia en el proceso de compra.

Luego de varias reuniones e intercambios, se aceptó continuar bajo estos supuestos y Argentina pasó a formar parte del grupo inicial de siete países junto a Brasil, China, Egipto, India, Nigeria y Tailandia que liderarían la aplicación del proyecto. El grupo de trabajo en Argentina (con activa participación del equipo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA), desarrolló distintas pruebas con los prototipos que se iban recibiendo pero no con el modelo final, que demoraba en llegar. En noviembre de 2006, Negroponte visitó nuevamente nuestro país y fue recibido por el presidente Kirchner. En esa visita, Negroponte se comprometió a que, en un plazo no mayor a seis meses, las computadoras estarían funcionando y se podría entonces, definir la adquisición. En ese período comenzaron a aparecer distintas empresas nacionales y extranjeras, con opciones alternativas al modelo OLPC, que modificaron el escenario inicial. En mayo de 2007, la fecha comprometida por Negroponte, se realizó la ansiada presentación y si bien los avances fueron importantes, las computadoras no podían ser aun consideradas como un producto estable.

Resultaba claro que la decisión de compra no era posible en esas condiciones y, si la hubiera, debería ser a través de una licitación, en la que pudieran participar los distintos oferentes. En este proceso, casi todos los países de la lista inicial fueron desertando de su participación en el proyecto. En síntesis, nunca se firmó compromiso alguno de compra, ni en esta gestión ni en la anterior. Desde este Ministerio se sigue con interés el avance del proyecto. Mientras tanto, seguimos con nuestras políticas de equipamiento a las escuelas y a los Institutos de Formación Docente, de producción de materiales de alfabetización digital, de incentivos a las experiencias innovadoras de utilización de las nuevas tecnologías en el proceso de enseñanza-aprendizaje, tanto en la enseñanza obligatoria como en la educación superior, así como la expansión de la conectividad a las zonas más carenciadas del país.

Tenemos claro que no estamos frente a un desafío tecnológico sino frente a un proyecto social y educativo. En este sentido, la introducción de computadoras en las escuelas tiene que ser concebida como un aporte a una educación que satisfaga los dos grandes objetivos que se propone la educación del siglo XXI: aprender a aprender y aprender a vivir juntos.



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Agustín, el profe de tecnología
http://tecnologiaitinerante.blogspot.com

martes, 19 de agosto de 2008

historia del teclado

Hola a todos.
Les mando un artículo que fue publicado hoy (19/8/2008) en el diario Crítica de la Argentina, que trata un poco de historia de la tecnología.
Saludos
Agustin

CONTRATAPA

Christopher Sholes, el señor Qwerty

Al teclado de las máquinas de escribir se lo denomina Qwerty porque así se leen sus primeras letras. Una falsa leyenda le atribuye la paternidad a cierto James Daugherty. Eduardo Berti.

07:01 |
19.08.2008
Al teclado de las máquinas de escribir y de las computadoras se lo denomina Qwerty porque así se leen sus primeras letras, de izquierda a derecha. Una falsa leyenda le atribuye la paternidad del Qwerty a cierto James Daugherty, que inventó a fines del siglo XIX una máquina de escribir. Según esta leyenda, Daugherty ordenó las teclas para que el "e-r-t-y" permitiera escribir con facilidad su
apellido.

El verdadero creador del teclado Qwerty fue el norteamericano Christopher Latham Sholes, quien a partir de 1867 patentó varias máquinas de escribir. Nacido en 1819, Sholes había trabajado como editor de periódicos y ejercido cargos políticos y administrativos, cuando con dos socios, Carlos Glidden y Samuel Soule, logró al fin una máquina de escribir tan eficaz que, en 1873, la empresa
Remington compró los derechos por 12 mil dólares.

En cuanto al teclado Qwerty, existen dos versiones sobre su nacimiento. La primera indica que las máquinas de Sholes tenían un inconveniente: apenas el dactilógrafo adquiría buen ritmo, los tipos chocaban y se atascaban como espadas cruzadas.

Para evitarlo, Sholes cambió la disposición de las teclas (originalmente alfabéticas) por otra que
ralentizara la velocidad de mecanografiado. Según esta versión, el de Sholes es un clásico ejemplo
de producto que se impone no por ser necesariamente el mejor.

La segunda versión sostiene que uno de los muchos socios que tuvo Sholes para sus inventos (un inversor llamado Densmore) era hermano del futuro pedagogo Amos Densmore, autor de un estudio sobre la frecuencia más usual de pares de letras en el idioma inglés. Según esta versión, Sholes consideró los grupos de letras que suelen escribirse juntos con mayor asiduidad ("th", "er",
"re") para diseñar su teclado.

Como sea, el Qwerty apareció tanto en la primera Remington como en su edición mejorada: la célebre y masiva número dos, que también incluía otras novedades, como la tecla "shift" para escoger entre mayúsculas y minúsculas (el modelo previo, del que se vendieron apenas unas 5 mil máquinas, sólo traía mayúsculas), y los números "1" y "0" (en el modelo previo debían usarse la "ele" y la "o").

Diez años después, el Qwerty empezaba a imponerse en los Estados Unidos, donde se organizaban concursos en los que debía escribirse la mayor cantidad de palabras sin mirar, ni de
reojo, las teclas. Sholes murió en 1890 sabiendo que su teclado permitía escribir entre 80 y 100
palabras por minuto, cuando la escritura manual ronda las 20, pero sin imaginar que en 1923 (en el libro The History of the Typewriter) se lo retrataría como "el salvador de las mujeres", ya que su Remington Nº 2 masificó la profesión de secretaria-dactilógrafa.

Pronto el Qwerty pasó a ser el estándar occidental, a lo sumo con ligeras variantes (el Azerty francés o el Qwertz alemán), y aunque se le formularon objeciones (su mala ergonomía que, al menos en inglés, obliga a usar mucho más la mano izquierda que la derecha) no fue desbancado
ni con la llegada de la máquina eléctrica ni con la invención de numerosas alternativas, como
el teclado del profesor August Dvorak, quien alrededor de 1935 dispuso las vocales y consonantes
más frecuentes en la hilera del centro.

Parece que el Dvorak no sólo era mejor en lo ergonómico, sino en velocidad, ya que con él podían escribirse 400 palabras por minuto. Que los fabricantes y diseñadores de computadoras no lo tuvieran en cuenta y prefirieran seguir con el Qwerty se explicaría, ante todo, por la ardua y tortuosa readaptación masiva que habría significado semejante decisión. Según Koichi Yasouka (todo un experto en el tema), el propio Sholes estaba insatisfecho con el Qwerty y trató, en 1880, de mejorarlo con otro teclado en el que, un poco como Dvorak, agrupó vocales y consonantes frecuentes.

Al morir Sholes, sin embargo, sus patentes cayeron en manos de Clarence Walker Seamans, primer presidente de la Union Typewriter Company. "Pero el señor Seamans, que impulsaba el oligopolio del Qwerty –dice Yasouka–, nunca lanzó a la venta el nuevo teclado de Sholes".

sábado, 12 de julio de 2008

Contaminación lumínica

Aunque El Leoncito no está en Malargüe sino en San Juan, creo que está muy bien tratado el tema de la contaminación lumínica en las ciudades (donde llega a situaciones extremas) y poder así valorar el cielo que se puede disfrutar por estas zonas. Algo había dicho cuando proponía la observación de la Estación Espacial Internacional (http://tecnologiaitinerante.blogspot.com/2007/06/visita-escolar.html). 

Esta nota fue publicada en el diario Crítica de la Argentina el 12/7/2008


la contaminación lumínica hace estragos

Y en el cielo las estrellas no se ven

En la ciudad de Buenos Aires sólo pueden verse unas cien, cuando deberían apreciarse hasta 3.000. En Malargüe protegen el firmamento.


Federico Kukso
12.07.2008

Ciegos. Hay 1.200 millones de personas que no pueden ver la Vía Láctea.

En el capítulo "Reencuentro con el firmamento", como se lo llamó por aquí, de la 14º temporada de Los Simpson, Lisa, aquella versión amarilla y estadounidense de Mafalda y Susanita juntas, descubre las maravillas de la astronomía y se compra un telescopio. Lo apunta repetidas veces al cielo y nada. La luz de la ciudad es demasiado fuerte para ver a Júpiter, a Venus o a las estrellas.

"¡Me robaron las estrellas, Springfield!", grita. Y entonces, el Profesor Frink, aquel científico excéntrico y chiflado de la serie, sale como siempre de la nada y le responde desde la baranda del observatorio. "Sé exactamente lo que estás sintiendo –dice–. Lo que ves es contaminación lumínica. Para los astrónomos, como yo, es un problema mayor que, no sé, conseguir una cita".

Más allá del gag y la risa efímera producida por el dibujito animado que le toma el pulso a la cultura estadounidense hay una realidad: para millones de personas, el cielo no existe o es apenas aquello de lo que se habla y muestra en documentales, series televisivas de ciencia ficción y películas de batallas espaciales.

Planetas, nebulosas, constelaciones, cometas, lluvias de asteroides y demás escenas que recorren el techo natural terrestre se apagaron a causa de las mismas luces que iluminan al mundo.

El planeta entero se convirtió en una inmensa lamparita negando a generaciones presentes y futuras un espectáculo único, el mismo que inspiró a poetas, escritores, músicos y les robó el sueño a titanes intelectuales como Aristóteles, Copérnico, Galileo, Newton y Einstein.

El fenómeno es relativamente nuevo si bien se calcula que arrancó en 1930 cuando la noche dejó de ser sinónimo absoluto de oscuridad. Aquellos sistemas nerviosos urbanos, las redes eléctricas, se expandieron por el mundo volviéndose un recurso natural e imprescindible.

Y al mismo ritmo, la Vía Láctea se esfumó. En ciudades como Buenos Aires, en vez de apreciarse de dos a tres mil estrellas (de las cien mil millones que hay en nuestra galaxia) durante una noche despejada ahora sólo se ven, en el mejor de los casos, unas cien. Y de ellas, las que se muestran son estrellas de tercera magnitud, es decir, las más brillantes.

Hace unos seis años los italianos Pierantonio Cinzano y Fabio Falchi (Universidad de Padua) espantaron hasta al más desprevenido: en el Primer atlas mundial del brillo artificial del cielo nocturno concluían que dos tercios de la población mundial –cuatro mil millones de personas– viven en lugares con algún grado de contaminación de este tipo; que 1.200 millones de personas ya no pueden ver la Vía Láctea y que en los países más desarrollados la contaminación lumínica crece a un ritmo anual de entre un 5 y 10 por ciento.

"La luz que se emite al cielo se refleja y dispersa en la atmósfera, en las partículas de smog, que a la vez filtran y reducen la propia luz de las estrellas", señala Alejandro Blain, director del observatorio de la Asociación Amigos de la Astronomía.

"La contaminación lumínica no es sólo un problema de los simpatizantes de la astronomía; es de todos. Se consume una innecesaria cantidad de energía iluminando sin normas claras. Se podrían ahorrar millones de dólares por año si se regulara."

Por eso, para admirar el cielo –y descubrirlo– hay que escapar, huir del velo luminoso que envuelve ciudades e instalarse con carpa, telescopios y, de ser posible, con amigos a unos 150 km del monstruo lumínico del Gran Buenos Aires. Por ejemplo, ir a San Pedro.

No se trata, en realidad, de promover un laconismo lumínico, si no de iluminar bien, no hacia arriba (las panzas de los aviones), sino hacia abajo ya sea con escudos, mamparas o techos que apacigüen la fuga lumínica.

En algunas ciudades, como en Malargüe, Mendoza, el tema escaló de reclamo de pocos a preocupación de muchos. "En nuestra ciudad hay una ordenanza de protección del cielo nocturno. Y la reserva El Leoncito, donde está el Complejo Astronómico, es zona protegida, una reserva astronómica", indica la astrónoma Beatriz García.  Por eso se sabe –los astrónomos saben– que la experiencia de ver el cielo es radicalmente distinta a la de alguien del siglo XIX.

"La gente de las ciudades no tiene ni la menor idea de lo que es el cielo nocturno –concluye con tristeza Blain–. Sólo cuando ves un cielo limpio y despejado te das cuenta por qué la astronomía es la primera de las ciencias, la ciencia más antigua".


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Agustín, el profe de tecnología
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miércoles, 25 de junio de 2008

¿Piratas?

Les comparto (¿pirateo?) una nota que acaba de ser publicada en el diario Crítica de los Argentino sobre la piratería y la industria. Creo que es interesante para observar que la evolución de la tecnología no es lineal y responde también a presiones e intereses, aunque no siempre ganen. Parte de la nota es un relato histórico de lo que a veces se dá como natural en el área: la propiedad intelectual de los inventos.

Nota original: http://criticadigital.com.ar/impresa/index.php?secc=nota&nid=6829

EL VIEJO COPYRIGHT VERSUS LOS NUEVOS GOCES DE LA PIRATERÍA

En defensa de pata de palo

La propiedad intelectual no nació con el hombre sino con el capitalismo y la imprenta. Las primeras disputas sobre el tema datan del siglo XVI pero hoy, con la expansión de internet, se hace polvo el viejo sentido común, para desagradado de las industrias culturales y de los fabricantes de software. Cómo encara el debate el Primer Mundo y qué posibilidades tiene el siglo XVI de perpetuarse en el XXI cuando millones ejercen el derecho de producir, editar y distribuir música.


Patricio Lorente*
25.06.2008
Ocurrió en Gran Bretaña a fines del siglo XVII y fue quizás el primer conflicto documentado entre la industria cultural y un grupo heterogéneo que, hoy, en honor a la brevedad –pero no a la exactitud– sería estigmatizado con el nombre de "piratas". Para entonces la imprenta de tipos móviles, popularizada y perfeccionada luego de algunos siglos, permitía la producción seriada de libros. Al mismo tiempo, el avance de la alfabetización, junto al desarrollo de determinados sectores sociales (una burguesía floreciente, una burocracia gubernamental en expansión), dio paso a un mercado ávido de estos bienes sofisticados. Fue un episodio histórico que podría considerarse –a la vista de los debates actuales sobre propiedad intelectual– como fundacional: los editores londinenses reclamaban derechos exclusivos de publicación a perpetuidad cuando adquirían un original. Pero sucedía que lejos de Londres otros imprenteros ignoraban tan novedoso reclamo y ponían a la venta los mismos libros a un precio que no incluía el impuesto monopólico que se cobraba en la metrópolis.

La pretensión de los editores era, en efecto, toda una novedad. Antes del invento de Johannes Gutenberg no existía ninguna restricción sobre la copia de libros: aquellos pocos que accedían a un libro y sabían leerlo eran libres de copiarlo si es que el tiempo y las ganas se lo permitían. Ni el copyright de origen anglosajón ni su primo continental, el derecho de autor, existían antes del conflicto desatado por los libreros londinenses y su exigencia de eterno monopolio sobre los libros que editaban.

La reina Ana de Estuardo quizás haya creído que sería recordada por la unificación de Inglaterra y Escocia en la Gran Bretaña. Hoy sin embargo es mencionada más asiduamente en referencia al llamado "Estatuto de la Reina Ana", que entró en vigencia en 1710 y pretendó zanjar aquel conflicto de origen: los libreros tendrían derechos exclusivos de publicación pero limitados en el tiempo, 14 años prorrogables por 14 más en caso de que el autor tuviera la fortuna de continuar con vida.

Desde esa primer ley que restringió la posibilidad de copiar una obra (en este caso, literaria, pero con el avance de la tecnología se iría expandiendo a otros campos) la ecuación teórica fue más o menos la siguiente: los ciudadanos renuncian a su derecho de copiar y a cambio facilitan –y se benefician con– el desarrollo de una industria editorial. Y para limitar los abusos que se derivan de todo monopolio, se lo restringe en el tiempo. Precisamente, que esta norma creara monopolios fue fuente de dudas entre los constitucionalistas norteamericanos, que a pesar de sus recelos terminaron adoptando una ley de copyright con plazos idénticos a los de la Gran Bretaña.

Cierto es que resignar el derecho de copiar no constituía un gran renunciamiento: para copiar con eficacia se requería un aparato industrial que no estaba al alcance de cualquier entusiasta. Es que, en rigor, se trataba de una regulación de carácter industrial, que establecía las condiciones de competencia entre las empresas editoriales.

LA PESADILLA DE ORWELL. Desde aquel lejano siglo XVIII hasta hoy las cosas han cambiado. Durante el último siglo el plazo de exclusividad ha ido creciendo: en los Estados Unidos se habla de Ley Mickey Mouse porque cada vez que el ratoncito está por ingresar al dominio público el período de explotación exclusiva crece por una reforma oportuna; de seguir repitiendo estos estirones, tenderá a la eternidad. Si bien hay variantes a lo largo del planeta, actualmente el piso suele ser de setenta años después de la muerte del autor. Hoy la prohibición de copiar una obra se reclama como derecho natural por parte de la industria, especialmente la musical –no como un regulación industrial cuyo fin era el bien común– y se exige el endurecimiento de las penas y del control. Al mismo tiempo, ya ha dejado de ser necesario un aparato industrial para copiar textos y tampoco para producir, editar y distribuir música o multimedia. Antes la sociedad resignaba un derecho que apenas podía ejercer; hoy que puede ejercerlo todo indica que ha decidido recuperarlo. Cada día más gente descarga archivos de música o multimedia de internet a pesar de la creciente amenaza mediática.

¿Tiene sentido profundizar un conjunto de instituciones normativas que se desarrollaron en un contexto tan distinto? ¿Puede controlarse con eficacia el intercambio y copia de archivos que desde la industria se equipara al asalto de barcos y al asesinato de personas?

La respuesta corta es "no": no es posible controlar el intercambio y copia de archivos a menos que se diseñe una estructura de vigilancia que arrase con derechos civiles elementales como la privacidad de las comunicaciones. Hay algunos países que han cedido a esa tentación, contrariando su propia historia de defensa de los derechos individuales: uno de ellos, los Estados Unidos de George Bush, ha sancionado una pomposa "Ley de Copyright del Mileno Digital" (DMCA), que convierte en ilegal casi todo lo que se haga con texto, música, multimedia, software o lo que sea que se encuentre en soporte digital. Tiempo atrás, una universidad que investigaba cuán fiables eran unos aparatos de voto electrónicos, fue intimada por los fabricantes para que detuviera sus investigaciones so pena de demandarla por violación a la DMCA. Increíble pero real: la exacerbación de las restricciones del copyright lleva a que los ciudadanos ni siquiera puedan intentar averiguar qué hay dentro de la urna donde depositan sus votos.

Más romántica pero no menos preocupante ha sido la actitud del presidente francés, Nicolas Sarkozy, quien conoció a quien sería su futura esposa en una reunión con artistas y discográficas que pretendían más control sobre las descargas de música por internet. En el publicitado cortejo que siguió a esa reunión, Carla Bruni recibió de su amante no sólo rosas, chocolates y anillos de boda, sino también los acuerdos Oliviennes, una resolución que permite controlar la actividad que realizan los ciudadanos por internet.

Italia, en cambio, ha puesto un freno a semejante desmesura, y hace pocos días la Autoridad Italiana para la Protección de la Privacidad decretó que "monitorear la actividad de los usuarios de internet para ver si intercambian archivos por ese medio es una violación al secreto de las comunicaciones privadas".

Es que desde que la consigna "libertad, igualdad, fraternidad" vio la luz, también se consagró el principio de que los derechos civiles tienen mayor alcance y jerarquía que los intereses sectoriales. La industria musical, gran protagonista de estos avatares, ha sido calificada como "una vieja esclerótica" hasta por el personaje que protagoniza la cruzada antipiratería en España, el inefable rockero Ramoncín. Y es que en lugar de reinventarse a sí misma, la vieja esclerótica ha puesto todas sus energías en recrear artificialmente el contexto previo a la última revolución tecnológica para seguir medrando con un negocio definitivamente obsoleto.

POR FAVOR, PIRATEEN MIS CANCIONES. Los músicos la tienen mucho más clara. Los de la punta de la pirámide alzan su voz indignada contra estos seres de parche en el ojo y pata de palo, sin reparar en el detalle de que son sus propios seguidores a quienes insultan. Pero los de la ancha base del mundo musical, aquellos que no han sido (aún) bendecidos por las mieles del éxito masivo, saben que su negocio consiste en que mucha gente los escuche, no en vender más discos que les significan, con suerte, unos pocos centavos. Un músico español, Nacho Escolar, publicó un texto ya convertido en manifiesto, su título es revelador: "Por favor, pirateen mis canciones". Sabe que su chance de sobrevivir con su arte consiste en que más gente vaya a sus conciertos, da lo mismo que sus fans se enamoren de su música con copias legales o piratas.

En la Argentina, quienes dos décadas antes del P2P sabían mucho de esto eran los Redondos: en la misma disquería donde comprabas la entrada a sus recitales, te vendían el casete "pirata" tomado directamente de la consola, multiplicando el público y generando una mística que no ha tenido otra banda del rock vernáculo. Cuando más tarde lanzaron sus discos "no piratas", también entendieron antes que nadie de qué se trataba, y vestían el disco compacto con una obra de arte de Rocambole. No tener el disco original equivalía a tenerlo incompleto, nadie quería una copia despojada del arte de tapa.

Más lejos de estas pampas pero más cerca de estos días, el grupo británico Radioheads lanzó su disco In rainbows sin el auxilio de una discográfica; lo puso en un sitio de internet al alcance de cualquiera y al costo de una contribución voluntaria. La banda nada ha dicho acerca de la recaudación final, pero nadie duda que ha sido varias veces mayor que el mejor contrato que podían obtener de la industria. (Nota al margen: el tiempo pasa para todos. El Indio Solari, en ocasión de la salida de su último disco, se ha quejado de quienes lo copian y le "roban su propiedad intelectual". Curiosa frase que no le hace justicia a su propia historia. También ha comentado el éxito de In rainbows. Su discurso, otrora sofisticado y profundo, hoy quejosa y superficial letanía, no ha ido más allá del "acá no funcionaría porque son todos chorros".)

SOFTWARE LIBRE NOT DEAD. El negocio de la música no es lo único que ha sido afectado por las nuevas tecnologías y por esta moda de sumar restricciones. También todo aquello susceptible de ser contenido por un soporte digital: el conocimiento, la información y cada expresión particular de la técnica cultural de nuestra era, el software. Sin embargo, las reacciones se multiplican y organizan: el software libre cumple más de veinte años y es una amenaza real a los monopolios de la información, la Wikipedia ya no es una aventura alocada y se ha convertido en la mayor colección de información y conocimiento de la historia de la humanidad; surgen alternativas al rígido y obsoleto sistema de "todos los derechos reservados", como Creative Commons, que flexibilizan, amplían y personalizan los permisos que el autor le concede al usuario o consumidor de su obra.

¿Cuál será el camino? ¿Aumentar restricciones de utilización y copia o tomar en cuenta los nuevos usos socialmente difundidos y aceptados respecto de la distribución de estos bienes? ¿Construir un sistema de vigilancia inédito para perseguir a quienes evaden esas restricciones o aprovechar las novedosas tecnologías para garantizar acceso universal al conocimiento y a la cultura? ¿Generar escasez (y por ende, oportunidad de negocios) mediante el recorte artificial de bienes abundantes o buscar nuevos negocios en el entorno tecnológico del siglo XXI (y no del siglo XVII)? ¿Estará amenazada la cultura debido al intercambio sin control, o el verdadero peligro estará en el intento de impedir re-utilizarla (o re-crearla o simplemente compartirla)? Quién sabe: quizás juegue también en esto la concepción que tenga cada quién del arte y de las ciencias. Hay quienes ven el desarrollo de las artes y del conocimiento como un fenómeno impulsado por el genio e inspiración individual de artistas y científicos, y quienes lo ven como un fenómeno social en necesario e intenso diálogo con la historia y con la época. O quizás el debate sea menos sofisticado y sólo estemos discutiendo quién se queda con la porción grande de la torta.

Sobre números y catástrofes industriales

Las cámaras del sector lanzan cada tanto gacetillas de prensa con cifras que visten la catástrofe. CAPIF suele mencionar los millones que pierde el sector. Debe notarse que el cálculo de pérdidas se realiza suponiendo que cada canción descargada de internet equivale a un álbum que deja de venderse. Se trata de una hipótesis al menos aventurada: un estudio de la Universidad de Carolina del Norte que puede conseguirse en internet ("The effect of file sharing in record sales") indica que el efecto del intercambio de archivos mediante redes P2P es "indistinguible de cero". Incluso sugiere exactamente lo contrario al clamor de la industria: muchos discos no hubieran sido comprados si quienes se acercaron a las disquerías no lo hubieran escuchado previamente gracias al uso de redes P2P.

Los argumentos de las discográficas

¿Qué dicen las entidades gestoras de derechos de autor en la Argentina? La Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas (CAPIF), representa la voz pública más activa en la denominada "lucha contra la piratería". Periódicamente realiza una serie de presentaciones judiciales contra personas que son detectadas intercambiando archivos y da profusa difusión a los acuerdos extrajudiciales alcanzados, si bien no se conoce hasta el día de hoy que algún juez haya dictado sentencia.

Dice CAPIF:

"CAPIF desarrolla una acción constante contra la piratería de música con el propósito de que la creatividad artística, el esfuerzo de producción y la inversión sean posibles y exista una industria argentina de la música. 1 de cada 2 discos que se venden en Argentina es pirata. En los últimos 6 años, la venta de discos legales cayó a la mitad. Se redujeron fuentes de trabajo genuino. El Estado pierde ingresos porque la piratería no paga impuestos. Los autores, compositores e intérpretes no cobran regalías por sus creaciones musicales vendidas en forma ilegal."

En el mismo sitio se encuentra el informe del mercado de la música durante el año 2007. Entre otras cifras destacadas, se observa que la industria ha crecido al 9,6% anual. No parece un mal índice para estar viviendo en semejante zozobra.


* El autor es presidente de Wikimedia Argentina y autor del blog Señales de Humo (www.patriciolorente.com.ar).





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Agustín, el profe de tecnología
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viernes, 23 de mayo de 2008

Feinman y los blogs

Les mando una nota que salió publicada en el diario "Crítica de los argentinos" (el de Lanata) sobre unos dichos de José Pablo Feinman y los blogger (lo dicho está en un video de youtube al que dirige el link de abajo). Como estamos intentando que nuestros alumnos sean parte de estos "bloggers", es interesante leer y escuchar este debate.
Saludos
Agustin

Polémicas: José Pablo Feinmann, YouTube y K

Cualquier pelotudo tiene un blog


Daniel Capalbo
23.05.2008
El filósofo, antes filoso, y escritor, siempre prolífico, José Pablo Feinmann afirmó en un tono muy pero muy asertivo que cualquier pelandrún sin obras publicadas ni trayectoria ni prosa genial que exhibir y que encima tenga la osadía de postear en un blog sus impresiones, sus quejas, sus textos incipientes, es un pelotudo. "Cualquier pelotudo tiene un blog y ponelo en negritas", proclamó en un video que se puede ver en YouTube. Una pena, porque Feinmann se quejó con desprecio y una suficiencia que difícilmente merezcan quienes usan los blogs para decir, comunicar y jugar con las palabras que sirven para escribir.

Lo que antes cualquier perejil garabateaba en un cuaderno Arte en La Giralda de Corrientes, por más burro e iletrado que fuera, era bienvenido porque, al menos para los periodistas de mi generación, que de verdad veneraban a la suya, Feinmann, era como poner un pie en el primer peldaño de una escalera que conducía al crecimiento intelectual. Era cosa de entrar en la aventura de la palabra, nada menos.

Puede ser, ¿no? Hay muchos bloggers pelotudos, es probable que la mayoría lo sea. Pero no son los únicos tontuelos en este universo. Hoy existen libertades y recursos tecnológicos que hace apenas unos años eran inimaginables, y también hay un claro abuso de ellos. Pero en todo caso sería bueno sumar a la protesta a otros pelotudos que casi en la tercera edad destilan resentimiento senil o caen en algún tipo de ilusión óptica, más ligada a los deseos que a la razón; algo que, se sabe, siempre nubla el sano juicio y por ende la capacidad crítica. Por ejemplo: el hecho de ver en el ex presidente Kirchner –en pleno ejercicio– a un tipo similar a Jean-Paul Sartre, pero reencarnado en la política, cuando entre uno y otro no hay en común más que su bizquera. Mire, vea, maestro Feinmann, recuerdo que usted dijo eso hace unos años y lo transcribí en una nota cuando a Kirchner apenas se lo conocía por su mal genio adolescente. Hoy creo que aquélla fue una proposición que también podría calificarse de pelotudez, tal vez derivada de una sobredosis de Prozac.

La obra de José Pablo Feinmann es buena. La sangre derramada debería ser declarada de interés nacional, igual que Filosofía y nación. Son libros esenciales. Pero muchas veces me pregunto cómo el intelectual de profesión es capaz de convertirse en la parodia de presentador iluminista de tevé, blandiendo una imagen como de científico loco, en un programa dedicado a la divulgación filosófica que pone en el aire el dignísimo canal cultural Encuentro. ¿Será porque el Estado reconoce y paga? Recomiendo el programa, sin embargo, a los alumnos del colegio nacional. A mí me hubiera gustado tener un profesor así, lo confieso: apasionado, lírico, desgarbado. Y hasta un poco confuso e imperfecto.

Pero una cosa es la filosofía y otra, la acción política. Porque esa confusión la traslada usted a la defensa cerrada de un gobierno que no deja de pedirles adicción a sus intelectuales. Una confusión que lo llevó a concluir apenas una semana atrás que la burguesía sojera estaba urdiendo un golpe en contra de la señora que nos gobierna. Porque, en el fondo, el campo (que para usted es la suma lineal de oligarcas, egoístas liberales y conservadores de ranchería) denostaba a la Presidenta pero para tumbarla, y pensó que todo ese barullo, esta protesta y rebelión frente a un caso de abuso impositivo, escondía el verdadero deseo de cobrarse mal la política de derechos humanos que el Gobierno lleva adelante. Usted lo llamó "protogolpe institucional".

No dudo de que el ejercicio intelectual, el hecho de dar una vuelta de rosca a lo evidente y superficial, la reflexión como sistema, sean la arcilla que moldea el pensamiento crítico. La pregunta es: cómo es posible que ese ejercicio ponga del mismo lado, bajo la misma bandera, en la misma vereda, a defensores biológicos de un gobierno que miente las cifras de pobreza, de inflación, que manipula la libertad de prensa. Defensores como el profesor Luis D'Elía o como el antes recalcitrante Eduardo Feinmann, periodista de C5N y Radio 10, su primo lejano y ahora habitual interlocutor domesticado de la Casa Rosada.

¿No será por eso, estimado José Pablo Feinmann, que ahora hasta un pelotudo tiene un blog?


[Publicado en http://www.criticadigital.com.ar/impresa/index.php?secc=nota&nid=4902]



El video:


martes, 8 de abril de 2008

Roxana Morduchowicz: "No hay que tenerle miedo a la tecnología"


La entrevista
Roxana Morduchowicz: "No hay que tenerle miedo a la tecnología"

Especialista en comunicación y culturas juveniles, Roxana Morduchowicz traza un perfil de la "generación multimedia" y analiza el modo en que la revolución tecnológica define la vida social de las nuevas generaciones. También les resta importancia a muchos de los temores más frecuentes de los padres y dice que "hay que acompañar a los chicos en sus consumos tecnológicos"


LANACION.com | Enfoques | Domingo 6 de abril de 2008

jueves, 20 de marzo de 2008

Diez gansadas sobre internet (y de cómo las repetimos a coro)

Entre la felicidad tecno y el tecno panic attack (1ª entrega)

Diez gansadas sobre internet (y de cómo las repetimos a coro)

El mundo “virtual” va a solucionar los problemas del “real”, sí. Y la Red –rebosante de ciudadanos interesados en la cosa pública– es el espacio más democrático jamás creado en la historia humana. Pero qué horror: los niñitos se pierden en el ciberespacio y no regresan. O se hacen homicidas de tanto jugar videogames. O se condenan al infierno educativo si no están online. Estas son algunas de las mitologías más meneadas sobre el fenómeno internet. Ante semejante tensión entre promesas y espantos, una mirada unplugged.



Laura Siri
(Escritora y periodista especializada en tecnologías de la información. Investigadora del Instituto Gino Germani.)
19 y 20.03.2008
http://www.criticadigital.com.ar/impresa/index.php?secc=nota&nid=1203
http://www.criticadigital.com.ar/impresa/index.php?secc=nota&nid=1265

Sumergirse en el mundo virtual. "No existe un tecnología que, en sí misma, fabrique libertad. Y no puede haber mucha libertad en el mundo 'virtual' si en el 'real' se la reprime.

1.La superutopía democrática. Internet como tal existe desde hace más de treinta años. Pero recién desde hace una década empezó a convertirse en un fenómeno que articuló transformaciones en serie y a escala global. Cuando nacía la Red, muchos pensaron –y propusieron– que sus particularidades favorecerían la participación democrática. A diferencia de la televisión, la radio y los periódicos tradicionales, la Red aparecía por sus potencialidades como un espacio en el que cualquiera podría publicar cualquier cosa, en principio sin censura, y desde cualquier lugar. Así que muchos la asimilaron a un nuevo ágora ateniense, un espacio público y abierto donde se podría debatir y, más aún, decidir, sobre los temas centrales que preocuparan a una comunidad.

Antes de dirimir si internet tiene algún “efecto democratizador” sería mejor preguntarse de qué hablamos cuando hablamos de democracia. Suele pasar que cuando en la Red se propone votar por alguna cosa (asumiendo que asociamos un poco toscamente “voto” con “democracia”), esa cosa puede ser una encuesta en la que se pregunta, por ejemplo, “¿cómo califica la tendencia adolescente de practicar sexo oral a cambio de favores?”. O bien: “¿Piensa viajar a algún lado en Semana Santa?”. Votar en este tipo de encuestas puede dar la sensación de participar en la construcción de opinión pública. Pero, más probablemente, este ejercicio del voto sólo implique dar una mano en otra construcción distinta: la de insumos muy útiles para que algún departamento de marketing promocione mejor determinados productos entre los lectores de un determinado sitio.

Hay una pregunta anterior, más evidente y relevante: ¿por qué sería deseable la existencia de una relación entre internet y democracia? Porque el acceso se caracteriza por dos rasgos no inocentes: es global y es desigual. Es global porque uno puede publicar y leer lo publicado por otros, independientemente de su ubicación geográfica. Y es desigual, porque sólo en determinados países y regiones tiene acceso más del 75 por ciento de la población. Según Internet World Stats, sólo el 20 por ciento de la humanidad tiene acceso a internet. Es mucho más que hace una década, cuando esta cifra alcanzaba apenas al uno por ciento, pero aún quedan demasiadas sociedades y personas del lado “desconectado” de la globalización.

Si es cierto que internet favorece la democracia, por ahora lo hace en una democracia de “voto calificado”: porque como en tantos otros rubros, el peso –tanto online como offline– de la opinión proveniente de los países económicamente más fuertes es infinitamente mayor que el de los otros. Y tal como sucede en Naciones Unidas, en este medio global también hay naciones con derecho a veto. Además, si la Red fuera una democracia, tendría voto calificado por clase social: dentro de cada país acceden quienes pueden pagar determinados consumos. También quedarían excluidos aquellos que, por razones culturales o de edad, no encuentran fácil el uso de las nuevas tecnologías, aún cuando puedan pagar internet. Un dato curioso ilustra las desigualdades: entre los lugares del mundo con mayor penetración de internet se destacan en el lugar 14 las Islas Malvinas, con un 69,4%, según datos de la CIA de diciembre del 2002.

2. Total libertad de expresión (garantiza: la Red). Otra afirmación habitual: los flujos en internet interpretan la censura como un fallo técnico y automáticamente encuentran una ruta distinta de transmisión del mensaje. Esto sencillamente no es cierto: una vez que los paquetes de datos llegan al servidor local, la verdad es que no hay ninguna dificultad técnica en bloquear contenidos. Por lo tanto, la libertad de expresión que pueda darse en la Red no se da tanto por razones tecnológicas, como sociales, políticas y culturales. Depende más del corpus legislativo de cada país y de una capacidad y/o voluntad de represión que de un elemento estructural del nuevo medio. En países como Birmania, Egipto y muchos otros se ha encarcelado y se sigue encarcelando a bloggers por delitos de opinión. Muchas páginas son sistemáticamente censuradas. Está ocurriendo estos días en China –por el conflicto con el Tíbet–, a escala china.

Hace hace poco tiempo Pakistán decidió bloquear en su territorio el acceso al sitio de videos YouTube porque el portal presuntamente contenía videos contrarios al Islam. Esa acción provocó la caída parcial de este sitio en varios otros países.

El problema se debió a un defecto en la forma en que todos los proveedores de servicios de internet del mundo manejan cierta información técnica necesaria para encontrar las PC conectadas a la Red. Para simplificar el proceso y abaratar costos, los proveedores no almacenan ni actualizan en equipos propios este tipo de información, sino que la comparten entre sí. Con lo cual, si alguno ofrece datos incorrectos al resto, se pueden generar fallas. Precisamente, lo que ocurrió en este caso fue que los datos técnicos orientados a bloquear YouTube en Pakistán se distribuyeron a otros proveedores en forma supuestamente accidental. Así se provocó una caída extensa del portal durante dos horas en todo el mundo. Por lo tanto, en la práctica, Pakistán no sólo ejerció la censura en su propio territorio, sino que consiguió hacerlo en otros países. Lo que viene a demostrar que no existe un mundo “virtual” liberado de las condiciones sociales y políticas del mundo “real”. No existe una tecnología que, en sí misma, fabrique libertad. Y no puede haber mucha libertad en el mundo “virtual” si en el “real” se la reprime.

3. Teleciudadanos fascinados por la cosa pública. Todos saben que en Londres, en Hyde Park, existe el famoso Speaker’s Corner, esquina de los oradores, donde uno puede subirse a un cajón y comenzar a perorar, con total libertad. Esta libertad de expresión, por supuesto, no garantiza un auditorio atento ni trascendencia pública. Desde 1874 los oradores vienen brindando un pintoresco entretenimiento dominical para turistas, sin consecuencias para la vida política del país.

Internet se parece bastante a la Speaker’s Corner. Es cierto que muchas denuncias importantes, como la de la masacre de Tiananmen, producida en junio de 1989 en China, se hicieron antes en internet que en los medios tradicionales. La Red se ha convertido en una importante alternativa a la información ofrecida por las grandes cadenas noticiosas. Sin embargo, como en Hyde Park, el hecho de que cierta información se difunda no garantiza ni llegada ni interés en la mayoría.

Con la popularización de los blogs se renovó la idea de que internet es el lugar perfecto para un debate que, a su vez, lleve a los usuarios a participar con mayor información de las decisiones públicas del mundo “real”. En el momento de escribir esto, según la cuenta que lleva el sitio BlogPulse, existe un total de 73.759.332 blogs en el mundo. 62.248 nacieron en las últimas 24 horas. En el mismo día se sumaron 689.868 posts o artículos. Las estadísticas revelan la triste verdad: muy pocos autores de blogs leen otro aparte del suyo. Y sólo un puñado de blogs alcanza una masa respetable de lectores.

Estos datos hablan de un problema de fragmentación que queda aún más expuesto cuando se examina qué buscan los usuarios del mundo en internet según sea cuál su vida, su clase social, el país en el que viven (ver recuadro). Y muestran una vez más la falacia de que hay una vida online eminentemente distinta de la offline. Cuando las entrevista un encuestador, las personas pueden asegurar ­que su mayor preocupación –como la de las concursantes a Miss Universo– es la paz en el mundo. Pero, a la hora de usar internet, van derecho al video de Wanda Nara. Si, más allá de lo que declaren, los “ciudadanos” no tienen un real interés en temas como el desempleo, la marginación, la violencia, la salud o la educación, ninguna virtud presuntamente inherente a internet puede producir algún cambio.

4. El futuro de la educación está allí (y al que no le gusta...). La idea de que usar computadoras equivale, por sí misma, a tener una mejor educación no es nueva. Ya existía en 1985 cuando aparecían los primeros equipos hogareños como los Commodore, Spectrum y Texas TI-99. Un clásico estudio de campo llevado a cabo entre familias británicas entre 1983 y 1987 muestra que, ya entonces, había campañas de marketing gubernamentales y privadas destinadas convencer a los padres de que las perspectivas de empleo futuro de sus hijos pasaban por comprar uno de esos equipos. Aquellas viejas máquinas hoy son reconocidas más por haber sido eficaces en matar marcianos que por su contribución a la educación. Hoy se repite el discurso: el solo hecho de plantar tecnologías de información y comunicación en la comunidad educativa redunda en la superación de brechas digitales y en una mejora lineal de la educación.

Un ejemplo: la forma en que se viene publicitando el proyecto de computadoras portátiles baratas para niños de países en desarrollo de la fundación One Laptop Per Child (OLPC). Al principal impulsor de este proyecto, Nicholas Negroponte, se le preguntó en una entrevista del diario El País de España por qué necesitan una portátil niños que no tienen agua potable, ni comida, ni electricidad. Su respuesta fue “sustituya la palabra ‘portátil’ de esa frase por ‘educación’. Esta PC es un libro electrónico y los niños pueden aprender idiomas, comunicarse con otros niños, aprender programación... Nadie cree que haya que eliminar la educación porque no haya agua potable”.

Seguro, nadie duda que haya que dar educación aunque no haya agua potable. Tampoco hay razones a priori para oponerse a que los chicos accedan a esta tecnología. La falacia es considerarla como sinónimo de educación. Y, aleluya: parece que los niños de Nigeria participantes en una de las primeras pruebas piloto de esas máquinas no sólo les dieron fines educativos, sino que las usaron para buscar pornografía, tal como publicó en septiembre de 2007 la agencia nigeriana de noticias NAN.

5. Impacto hiperpositivo sobre la sociedad (o hipernegativo, sé igual). Casi todas las mitologías de la Red tienen algo en común: la idea subyacente de que la tecnología es algo que, desde “afuera” de la sociedad, le hace cosas a ésta. Cada vez que alguien se pregunta “¿cuáles son los efectos de la tecnología X sobre la situación social Y?”, está asumiendo este supuesto.

El problema es que, si se predica que con determinada tecnología linealmente se producirá equis efecto benéfico para la sociedad, se vuelve a olvidar que ese supuesto efecto depende de los actores sociales involucrados, no de la tecnología. Un ejemplo es el voto electrónico. Cada vez se ven más candidatos, organizaciones y medios de comunicación escandalizados de que no se termine de implementar ese modelo que parece tan moderno. ¿Quién, que no sea un troglodita, puede dudar de que este sistema tiene que mejorar la transparencia de las elecciones, limitar las posibilidades de fraude o impedir el clientelismo político?

El problema es que, lejos de cumplir esos objetivos, las urnas electrónicas pueden posibilitar nuevos modos de fraude y más baratos, o violación del secreto a gran escala. Un caso al azar: en Estados Unidos, en 2003, en la elecciones locales del condado de Boone, Indiana, las urnas electrónicas registraron un total de 144 mil votos, aunque las personas habilitadas para votar eran 19 mil. El mismo año, en el condado de Fairfax, Virginia, las máquinas restaron 100 votos a uno de los candidatos y le dieron en algunas mesas resultados negativos que no se correspondían con los votos reales. Y en las elecciones presidenciales del año 2000 una urna electrónica suministró un resultado final que incluía 16.022 menos votos para el candidato Al Gore. En un artículo sobre voto electrónico en 2006, el especialista Salvador V. Cavadini concluía que la única ventaja de las urnas electrónicas es la velocidad en el recuento. Mientras que “el peligro más grande es la delegación de la fiscalización del acto electoral en una elite muy reducida en desmedro del poder de fiscalización” del ciudadano común. Es que la transparencia de los comicios no depende de las propiedades de las tecnologías, sino de la existencia de un contexto favorable.

Otra variante del determinismo tecnológico consiste en hacer todo lo contrario de lo anterior: atribuir efectos siniestros a determinada tecnología. Casos: “Dos adolescentes acusados de matar a niña imitando videojuego” (USA/AP, 20/12/2007), “Tiendas británicas retiran un videojuego tras el asesinato de un adolescente” (Reuters, 30/07/2004), o este tipo de recomendación dada por la policía de Houston en una web escolar: “Si su hijo tiene una página electrónica en MySpace, asegúrese de conocer su nombre en pantalla y su contraseña”. Generalmente no se averigua mucho acerca de los problemas psicosociales preexistentes de los adolescentes en cuestión. Es más simple culpar al videojuego o a una página de contactos sociales. Con lo cual, se exime de culpa a otros sospechosos posibles: la familia, la escuela, el Estado, o cualquier malestar social.

Importantes asuntos a resolver por Google (lista de las palabras más buscadas, según país)

Argentina, septiembre de 2007. 1. Ropa interior, 2. House, 3. Showcase, 4. Chancho, 5. Daniel Radcliffe, 6. Eyes, 7. Imágenes de hadas, 8. Modding, 9. Dieta, 10. Videos de Ronaldinho.

Chile, mismo mes. 1. Lain 2. Arpa, 3. Sencillito, 4. Smashing Pumpkins, 5. AC DC, 6. Laura Pausini, 7. Galileo Galilei 8. Jugar.com, 9. Uruguay, 10. Sufrimiento.

Colombia. 1. Ríos, 2. Vacaciones, 3. Sakura y Sasuke, 4. Oscuridad, 5. Celular rojas producción, 6. Hércules, 7. Ciclo menstrual, 8. Nariz, 9. Rolling Stones, 10. El Heraldo de Barranquilla.

México. 1. Will Smith 2. Astronomía, 3. Suba, 4. Jesús Adrián Romero, 5. Element, 6. Sistemas, 7. Vampiros, 8. Diario de Chiapas, 9. Videos cristianos, 10. Juegosjuegos.

España. 1. Miren Ibarguren, 2. Harrylatino, 3. Fuegos artificiales, 4. Levante emv, 5. Salud, 6. Satse, 7. Holanda, 8. Vmware, 9. Oxford, 10. Periódicos deportivos.

Estados Unidos. 1. Castaways travel, 2. Toyota center, 3. George Reeves, 4. Than Merrill, 5. Greensboro Coliseum, 6. Southlake Carroll, 7. Jonasbrothers.tv 8. Sebastian Burns, 9. Mad tv, 10. Mad tv online.

Argentinos abismados en YouTube**

Lunes: deportes (38%). Martes: entretenimientos (40% y 42%). Miércoles: entretenimientos (40% y 42%) / Noticias y política (22%). Jueves: entretenimientos (24% y 28%). Viernes: entretenimientos (24% y 28%) / deportes (17%). El video de la ejecución de Saddam Hussein fue visto por más de 21 millones de usuarios en sólo una semana. Puede suponerse que fue un espectáculo más, no muy distinto del consumo televisivo de médicos haciendo biopsias, detectives forenses analizando cadáveres, criminales proveyendo necropsias.

Picoteando información. El material volcado en internet equivale a tres millones de veces la cantidad total de libros escritos en la historia de la humanidad.

6. Las comunidades “reales” son buenas. Las “virtuales”, espantosas. Cuando, hace más de una década, comenzaron los estudios de Comunicación Mediada por Computadoras, internet pareció asimilable a un territorio, un espacio, donde se formaban “comunidades virtuales”, análogas pero diferentes a las que serían “comunidades reales”. Aún se sigue hablando de “identidades virtuales”, como opuestas a otras que serían “reales”. Y –socorro– surgen preguntas oscuras, inquietantes: ¿está matando la comunicación virtual a la real? ¿No es malo que se sustituya el contacto cara a cara por el contacto tecnológicamente mediado? ¿Influye el mundo virtual sobre el real o, viceversa, el real sobre el virtual?

La respuesta general es que, cuando se plantea una oposición binaria tan tajante, siempre hay que sospechar falacia. Para empezar, toda comunicación es mediada. Si uno no es telépata, siempre utiliza algún tipo de lenguaje que no tiene nada de transparente. En este sentido, no existe la comunicación directa. La comunicación cara a cara tiene tantos filtros como cualquier otra comunicación, y no es mejor ni peor en sí misma. A veces, por buscar lo que tiene de innovador y diferente un determinado tipo de comunicación, se pierde de vista lo que todos tienen en común. Entonces, más que como un mundo “virtual” opuesto al “real”, internet puede ser representada como una instancia de múltiples órdenes espaciales y temporales que cruzan una y otra vez la frontera entre lo online y lo offline.

7. Alerta drogones: internet es un viaje de ida. El concepto de “adicción a internet” tiene un origen poco conocido, que vale la pena recordar. En 1995, en un foro online de psiquiatras y psicólogos, a un participante llamado Iván Goldberg se le ocurrió hacer una parodia del manual de clasificación de trastornos mentales usado por estos profesionales, una cosa llamada DSM IV. En su descripción, Goldberg se declaraba descubridor del “síndrome de adicción a internet”, una terrible nueva patología, y proponía para su curación algo muy similar a los 12 pasos de Alcohólicos Anónimos. La broma tuvo mucha difusión y, como era esperable, al salir de su contexto original hizo sonar alarmas generales.

Preguntarse acerca de si internet puede generar adicción implica tener una preteoría sobre qué es la Red y otra sobre qué es la adicción. En primer lugar, supone pensar que internet es una sola cosa, y no muchas. En segundo lugar, confunde disfrute o necesidad laboral con adicción. Imaginemos a una persona que se levanta a la mañana, lee el diario, luego viaja oyendo la radio, al llegar a la oficina pasa unas ocho horas haciendo su trabajo, y al volver ve televisión. Seguramente nadie vería nada raro en su vida. Imaginemos otro caso: alguien se levanta, lee el diario online y, luego, en vez de viajar –porque quizá sea teletrabajador– oye la radio por internet. Al mismo tiempo, revisa los primeros mails y después hace su trabajo vía internet. Cuando termina, mira videos en YouTube para entretenerse, chatea con amigos o mira los canales de televisión que se emiten online. Conclusión posible: “Qué horror, este tipo vive enchufado a internet, es un adicto”. Sin embargo, la única diferencia entre ambos casos es de gustos o necesidades. Acusar a internet de generar problemas de adicción, conspirar contra las sanas relaciones familiares u otras desgracias es, una vez más, dar una coartada a la sociedad o a instituciones como la familia y el Estado, cuyas disfunciones sí pueden estimular la existencia de todo tipo de trastornos individuales, no necesariamente atribuibles a las nuevas tecnologías.

8. Se va a acabar la horrible brecha digital. Cuando la introducción de nuevas tecnologías en lugar de nivelar desigualdades sociales, las potencia, suele decirse que se trata de un efecto colateral mínimo, fácil de solucionar. ¿De qué modo? Extendiendo aún más la panacea en cuestión, hasta que todos la puedan disfrutar. Sin embargo, en la historia de las tecnologías se demuestra una y otra vez que buena parte de ellas, si no todas, fue desarrollada precisamente para generar diferencias a favor de alguien o de algo. Recién cuando expira la patente o su valor económico se reduce mucho, puede esperarse un mayor acceso a esa tecnología puntual. Para entonces, ya estará marcando desigualdades otra cosa patentada y quizá sobrevaluada.

Para legitimar socialmente este rasgo estructural de las tecnologías, las empresas o estados que las impulsan construyen la idea de que sus consecuencias serán disfrutadas por todos. Cuando “el norteamericano” pisó por primera vez la Luna, se habló de “un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la Humanidad”. La verdad es que cuando un país poderoso considera estratégica cierta innovación, lo último que desea es que la tenga todo el mundo.

En nuestras modestas pampas existe un ejemplo de cuán poco desea el país del Norte que otros tengan industria astronáutica propia. Sucedió cuando, cediendo a presiones de Estados Unidos, en 1991 nuestro país ordenó el desmantelamiento del misil Cóndor. Era aquel cohete de largo alcance que, eventualmente, hubiera sido capaz de alojar una ojiva nuclear. El Cóndor era heredero de 50 años de investigación y desarrollo locales en industria espacial.

Lo que se comentó poco, tanto entonces como después, es que el misil implicaba una tecnología de uso dual: tenía aplicaciones que podían ser militares, pero también civiles. Concretamente, podía ser usado para poner satélites en órbita baja alrededor de la Tierra, para fines muy redituables como permitir comunicaciones vía satélite, internet o televisión. Es razonable suponer que lo que molestaba a Estados Unidos no era tanto su eventual uso militar, sino el civil. Hoy, por determinadas llamadas telefónicas, pagamos un derecho por el uso de satélites norteamericanos. Y las facturas por televisión satelital incluyen el costo de derechos de uso de satélites norteamericanos. Y cada vez que en televisión vemos algo “vía satélite”, alguien paga por usar esos mismos satélites norteamericanos. Si la versión civil del Cóndor no hubiese sido cancelada, hoy sería el Estado argentino quien percibiría esos ingresos y varios técnicos e ingenieros conservarían sus trabajos. Así gana Europa con su consorcio Ariane.

También es evidente que, cuando una empresa desarrolla algo, querría, en lo posible, hacerlo imprescindible para los clientes pero muy difícil de reproducir para otras compañías o particulares. Es lo que hace Monsanto con sus semillas. Más allá del marketing que habla de favorecer la “transferencia tecnológica” y proveer “alimento para el mundo”, subyace un modelo de negocios que, en la práctica, hace muy difícil a los productores no comprar ni usar sus semillas transgénicas, no pagarle regalías y conservar el derecho a utilizar semillas reproducidas para las futuras cosechas. En la Argentina, el cultivo comercial de uno de los más lucrativos productos de Monsanto, la soja RR, fue aprobado en 1996 y, desde entonces, se multiplicó geométricamente. Pero cuando esto ocurrió, regía la Ley de Semillas cuyo artículo 27 reserva para el productor el derecho de multiplicarla para uso propio. Sin embargo, hacia 2001 la corporación comenzó a amenazar a los productores agrícolas sobre el uso “ilegal” de sus semillas y a exigirle al Gobierno argentino que hiciera cumplir “la ley”.

El mercado de medicamentos funciona de un modo parecido. Mientras los documentales de Discovery Channel muestran un futuro optimista donde la medicina podrá curar desde la caspa hasta el aburrimiento, la realidad es que no sólo se desarrollan antibióticos con el fin de curar la neumonía, la diarrea o el SIDA en los países más pobres de la Tierra, sino para vendérselos caro a quienes los puedan pagar. Se trata de un comercio bastante desigual, tal como lo explica un informe de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (UNIDO): sólo 10 países –los desarrollados– están en la punta del desarrollo farmacéutico. Otros cinco, Argentina, China, India, Corea y México, pueden hacerlo mediante imitación e ingeniería reversa. Hay un puñado que tiene una limitada producción de fórmulas conocidas y la mayoría sólo puede recurrir a la importación. El problema es que los países que no pueden costear la innovación farmacéutica tampoco pueden gastar tanto en salud como los desarrollados. La azitromicina, un antibiótico que se emplea contra la neumonía, cuesta más o menos lo mismo en Kenia que en Noruega. Pero, mientras que Noruega gasta unos 2.300 dólares anuales per cápita en salud, Kenia gasta unos 17.

Es probable que en otros diez años se siga hablando de brechas entre quienes accedan o no a lo que entonces se considere la llave del éxito. Pero la verdadera brecha no es entre quienes tienen y quienes no una determinada tecnología, sino entre quienes pueden producirla y venderla a otros y quienes no pueden. Los países o grupos sociales que queden del lado consumidor del mercado tecnológico estarán en desventaja. Hoy está de moda decir que se trata de la tecnología informática. Pero, si estrategias como la de Monsanto siguen avanzando, en un futuro esa tecnología “hot” será, simplemente, la comida.

9. ¡¡Está matando al libro!! ¡¡Y a la tele!! Internet no sólo no ha desplazado a los libros sino que contribuye notablemente a su difusión. Cada día que pasa se publican en todo el mundo unos 3.000 volúmenes. En general, no es cierto que las formas digitales conduzcan a la eliminación de aquellos bienes culturales que ocupan el mismo “nicho ecológico”, aunque en soporte analógico. Sí pueden ayudar a su modificación, o llevan a una evolución adaptativa. Ejemplo que ya lleva muchos años: la incorporación de más imágenes en los diarios como respuesta al auge de la cultura audiovisual.

Según un estudio reciente publicado por la Biblioteca Británica y el Joint Information Systems Committee de Inglaterra, hay muy escasa evidencia que fundamente que los jóvenes de la Generación Google son muy diferentes de los mayores. Tras su investigación, lograron derribar seis de los mitos más populares acerca de los hábitos de lectura de los chicos. Un caso: no hay evidencia de que, antiguamente, no prefirieran hojear antes que leer un texto completo. El gusto por la digestión fácil hay que rastrearlo en nuestros ancestros primates, no en internet. Tampoco es cierto que ahora los jóvenes puedan buscar información en la Red de un modo que envidiarían los expertos. Según el estudio, no hay ni mejoras ni deterioros evidentes en este sentido. Y si se trata de la preocupación porque los chicos adquieren capacidades con la PC en base a ensayo y error y no a educación formal, el informe señala que personas de todas las edades aprenden de la misma manera. Nada que pueda considerarse terrible.

En cuanto a la afirmación según la cual los muy malcriados tendrían cero tolerancia frente a las frustraciones informáticas, el estudio revela que es cierto, pero no en mayor ni menor medida que las personas de cualquier edad. Para tranquilidad de los adultos, no es verdad que los jóvenes encuentren a sus pares más creíbles que a las figuras de autoridad tradicionales. Aunque parezca mentira, los chicos sí valoran las opiniones de los maestros y padres. Finalmente, un dato sorprendente: para quienes se alarman porque los niños quieren estar conectados constantemente a internet, el informe revela que, al menos en Inglaterra, los mayores de 65 años suelen navegar más horas que los niños. Olé.

No es necesario temer que las lecturas “virtuales” en pantalla suplanten a las queridas lecturas “reales” en los libros. Internet impulsa mucho a los demás medios de comunicación, porque gran parte de los posts y conversaciones online se refieren, justamente, a comentar noticias de diarios, libros y programas de radio y televisión. A la inversa, cada vez es más común ver que los medios tradicionales difunden material originalmente producido en y para la Web, como los videos de YouTube o las informaciones nacidas en blogs. Lo que se comprueba es que el conjunto de los medios forma una especie de ecosistema donde, si uno de ellos cambia de características, o surge uno nuevo, los demás pueden adaptarse a la nueva situación sin necesidad de desaparecer.

10. Sólo una bolsa de información basura. En la Red los materiales no aparecen ordenaditos como en una biblioteca y a veces son de por sí muy difíciles de clasificar y hallar. Cuando uno busca algo, hoy, lo más natural es hacerlo mediante Google. Con lo cual, obtendrá miles de resultados, de los cuales una gran cantidad serán irrelevantes, de autoridad dudosa, inexactos, deliberadamente falsos o, directamente, sin nada que ver con el asunto buscado.
El problema real es que es demasiado fácil encontrar basura y no tanto encontrar lo que se necesita. Es difícil, entre otras razones, porque la cantidad de información online es abrumadora. Según un estudio de la consultora IDC hecho a pedido de la firma EMC, el material volcado en internet equivale aproximadamente a tres millones de veces la cantidad total de libros escritos en la historia de la humanidad o el equivalente a 12 pilas de libros, cada una extendiéndose a 93 millones de millas desde la Tierra al Sol. Por otra parte, los últimos informes muestran que Google es capaz de indexar 20 mil terabytes de información en tan sólo 24 horas.

Existe un fenómeno paralelo: generalmente la información realmente útil está protegida bajo derechos de autor. Poderosos grupos empresarios poseen los derechos de millones de fotos, documentos e imágenes y cobran por acceder a ellos. Esos sectores impulsan un endurecimiento de las leyes de “propiedad intelectual”, de un modo que en la práctica limitaría mucho el acceso a los bienes culturales. Consecuencia posible para la calidad de la información: si todo lo valioso es propiedad de alguna corporación, lo que quede como públicamente accesible serán los restos, la basura. Entonces, es cierto que en la Red hay mucha basura porque hay muchísima información (información en términos de bytes y no necesariamente información socialmente útil). Por otro lado, que internet sea o no una gran bolsa de residuos no depende de sus características, sino de cuáles son las estrategias públicas con respecto a los modos sociales y legales de compartir el conocimiento.

martes, 18 de marzo de 2008

Esperando al tren bala: las lecciones europeas: Anda y anda sin parar de consumir

Esperando al tren bala: las lecciones europeas

Anda y anda sin parar de consumir

El tren de alta velocidad anunciado por el Gobierno debería quemar pampas en el año 2010. Quizá para entonces hayan acabado las protestas que provocó en varios países europeos, particularmente en España. Las objeciones de quienes resistieron al TGV francés y hoy enfrentan al AVE español son muchas: problemas de contaminación atmosférica y sonora, fragmentación y aislamiento territorial, un servicio que cuesta caro y puede ser para pocos. Además, demanda enormes cantidades de energía. Algo que, en estos pagos, últimamente no sobra.



Virginia Escobar
18.03.2008
Argentina espera la llegada del tren bala anunciado por el Gobierno mientras en Europa –particularmente en España– resuenan broncas y manifestaciones contra los efectos indeseados de la alta velocidad y el modelo de desarrollo que supone. Primero fueron las protestas de Francia. Después las marchas llegaron a Italia, donde la oposición abortó los planes de instalar trenes de alta velocidad. Y en los últimos cinco años, en España, el más reciente importador de esta tecnología, grupos resistentes se organizaron en las llamadas Plataformas anti-TAV (Trenes de Alta Velocidad). Sindicatos, asociaciones civiles y ecologistas denuncian en Barcelona, Málaga, Valladolid o el País Vasco perjuicios ambientales y socioeconómicos: suelos roturados, altas demandas de energía eléctrica, concentración de las comunicaciones para pocos, aves muertas. Todo a costa de inversiones millonarias y de cuestionamientos sobre la racionalidad del proyecto que el gobierno español instaló como un emblema de desarrollo. Esa misma racionalidad es la que está en tela de juicio a la hora de importar trenes bala para las pampas.

La primera imagen del tren bala llegó desde Japón, en la década del sesenta. Como una serpiente mecánica salida del animé, representaba el triunfo de la tecnología y una vaga sospecha de destrucción. En 1981, Francia implementó el primer TGV, un tipo de tren de alta velocidad que puede superar los 320 kilómetros por hora, bajo el liderazgo de Alsthom (actualmente Alstom, la compañía que ejecutará el proyecto argentino) y SNCF, la empresa de ferrocarriles nacional francesa. El nuevo medio cautivó a los franceses, que vieron conectadas sus principales ciudades con mayor rapidez y recorridos más directos. El TGV se convirtió en una alternativa para el sobrecargado sistema ferroviario convencional y para la saturación del espacio aéreo. Pero con los años mostró sus desventajas: altos costos, impactos ambientales y grandes demandas de energía. Las primeras protestas francesas se produjeron en mayo de 1990, cuando se planificaba la línea LGV Mediterranée. Los manifestantes bloquearon un viaducto ferroviario para expresar que la nueva línea era innecesaria, y Francia optó por rentabilizar las ya construidas exigiendo estrictos requisitos para construir nuevos recorridos.

LA MODERNIDAD LLEGA A ESPAÑA. España se subió al tren en la década del noventa. Con su sistema ferroviario convencional en crisis, no se dudó en orientar las inversiones más fuertes hacia el AVE, sigla de Alta Velocidad Española y nombre comercial elegido para algunos de los servicios ferroviarios entre Madrid y otras ciudades. El urbanista Vicent Torres, en un informe difundido por la Universidad Politécnica de Madrid, explica que el diseño de un doble sistema ferroviario impulsado en tiempos de José María Aznar –uno de punta y el otro convencional– hizo que la antigua red dedicada al transporte de mercancías y algunos servicios regionales de pasajeros quedara abandonada y con problemas de mantenimiento. Peor aún, “quedaron aislados los servicios de cercanías en algunas áreas urbanas, los que más viajeros transportan en la actualidad”.

Ya para cuando se inauguró la línea a Valencia, en el año 2000, comenzaron a organizarse en esa ciudad las Plataformas anti-TAV que consiguieron implicar a la sociedad y a las instituciones políticas locales, pero que no alcanzaron a frenar ninguno de los proyectos oficiales. En 2007, la puesta en servicio de las líneas del AVE que unirían Madrid con Barcelona, Málaga y Valladolid condensó el reclamo de asociaciones civiles, sindicatos ferroviarios y grupos ecologistas.

Los grupos medioambientalistas denunciaron que “la expansión de la red de alta velocidad provoca que se disminuya la inversión en el resto de modelos ferroviarios, que son los que más utilizan los ciudadanos. La reducción de trenes Talgos, Intercitys, regionales y cercanías, como ha ocurrido en el AVE Madrid-Sevilla, condena a la población al uso de la carretera, con el consumo energético, la emisión de gases de efecto invernadero y la alta siniestralidad que conlleva”.

En junio pasado, en Barcelona, doce manifestantes se colgaron de las grúas de las obras del AVE exigiendo la paralización de las obras entre las ciudades de Barcelona y L’Hospitalet de Llobregat. Centenares de vecinos convocados por la Plataforma AVE por el Litoral exigieron que el TGV entrara a Barcelona por la costa y no a través de un túnel por el centro de la ciudad. La protesta finalizó en la iglesia de la Sagrada Familia, donde su portavoz, Pere Vallejo, bramó: “Vamos a pedir una placa de mármol para inscribir el nombre de los políticos, ingenieros y técnicos que han decidido que el AVE pase por aquí, para que quede constancia de quiénes son las personas que están poniendo en peligro la Sagrada Familia y nuestras casas”.

Otro colectivo social catalan, No a la MAT –la sigla alude a las redes de Muy Alta Tensión que se necesitan para soportar la demanda de energía–, se pronunció en contra de la línea de interconexión de 400 mil volts, montando en una plaza veinte réplicas de las torres eléctricas con el nombre de cada una de las poblaciones afectadas. Uno de los representantes de la asociación, Pasqual Aguilar, atacó el plan: “Sólo responde a intereses comerciales, no soluciona las necesidades de la población e hipoteca el futuro de la ganadería, la agricultura y el turismo rural por donde pasa la línea. Perpetúa un modelo energético centralizado, totalmente obsoleto, ineficiente y destructor del medio ambiente”. Las consecuencias se hicieron visibles cuando se empezó a expropiar y desmontar el terreno para construir la línea, pero era tarde para frenar el proyecto.

SILBIDOS PARA ZAPATERO. El malestar social demostró su peso político el 23 de diciembre de 2007, cuando se inauguró la línea Madrid-Valladolid. Los vecinos de Valladolid recibieron al presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero con silbidos, exigiéndole el soterramiento de la línea del AVE. Zapatero dijo que era una obra “histórica, a la altura de los países más avanzados”. En Málaga, los movimientos sociales y sindicales se sumaron a las manifestaciones que denunciaron el abandono del ferrocarril convencional en beneficio del AVE.

Aún hoy existe un duro foco de oposición a la espera de definiciones: el País Vasco. El sistema de alta velocidad, conocido como la “Y vasca” y cuya inauguración está prevista para 2010, pretende conectar las tres capitales de esa comunidad autónoma (San Sebastián, Vitoria y Bilbao) entre ellas, con el resto del Estado y con Europa. Públicamente, el proyecto se presentó como un instrumento que impulsará la economía vasca, que solucionará los problemas de transporte y que ayudará a lograr una mayor cohesión territorial. Sin embargo, la oposición ciudadana ha sido constante. El trazado del TAV en el País Vasco –cuyo costo se calcula en torno de los 6.000 millones de euros– supera los 440 kilómetros e implica, entre otros efectos, la extracción de 33 millones de metros cúbicos de tierra, la construcción de 121 túneles y 113 viaductos, la ocupación directa de más de 2.500 hectáreas y la emisión de 1.375.370 toneladas de dióxido de carbono.

La Asamblea Anti-TAV vasca exige la paralización del proyecto, y argumenta que para obtener velocidades de 250 kilómetros por hora, el servicio sólo puede desplegarse entre recorridos de media y larga distancia, por lo que las estaciones estarán restringidas a las capitales de provincia. Ésa es una de las principales críticas que se le plantean al modelo: sus efectos negativos en la vertebración del territorio, fortaleciendo en último término a núcleos urbanos grandes y especializados. Conservacionistas y expertos coinciden en que una mayor velocidad puede conseguirse adaptando a las necesidades de cada territorio una serie de factores, técnicos y organizativos, no necesariamente trenes nuevos ni vías nuevas. “Pero aquí a nadie le importa eso –dicen los anti TAV, con sarcasmo–. Aquí queremos el AVE de verdad, el más caro”.

El consumo entero de una ciudad corriendo sobre rieles

“La construcción de las nuevas líneas tendrá graves implicaciones sociales y ambientales por la obligación de incrementar el suministro eléctrico, la construcción de líneas de alta tensión y la multiplicación de subestaciones de alimentación eléctrica, una por cada tramo de entre 60 y 120 kilómetros”, dice en su página web la red española Ecologistas en Acción.

Los ecologistas señalan puntualmente el caso del tren AVE que circula entre Madrid y Sevilla a una velocidad máxima de 300 km/h –la media es de 209 km/h–, con una potencia de 8.800 kw. “Este tren –dicen– con ocho coches y dos cabezas motrices y que transporta 329 viajeros, consume tanta electricidad, medida en kilovatios/hora, como una ciudad de 25.000 habitantes”. Explican que para circular a 350 km/h, la velocidad prevista para las nuevas líneas en construcción, “los trenes tendrán que tener una potencia superior a los 12.000 Kw, lo que llevará a un consumo de energía semejante al de una ciudad de 50.000 habitantes, ya que la potencia necesaria para incrementar la velocidad de los trenes aumenta de forma equivalente al aumento de la velocidad elevado al cubo”. La sola necesidad de incrementar la velocidad de los trenes durante su marcha implica un enorme consumo de energía. Cuando se pasa de 200 a 250 km/h, el consumo sube el 18%. Y cuando la meta son los 300 km/h, el incremento es del 143% (ver cuadro). El argumento final de las objeciones es que a mayor consumo de energía, mayor emisión de gases de efecto invernadero, particulamente para un país como España, cuya electricidad proviene de centrales térmicas que queman combustibles fósiles.

En marzo del año pasado los medios españoles informaban que para que el AVE recorriera el trayecto Madrid-Tarragona ganando apenas tres o cuatro minutos a una velocidad máxima de 300 km/h –contra los 280 anteriores– el consumo de energía debía aumentar “de manera considerable”, con el consiguiente incremento en el precio de las tarifas. Luis Granell, un experto en ferrocarriles, insistía en ese momento en que “las infraestructuras del AVE las hemos pagado todos, pero luego sólo la gente adinerada puede disfrutar de los viajes en alta velocidad. Desde que no hay trenes baratos para ir a Madrid, la gente se ha pasado al autobús”.

Las protestas de las organizaciones sociales españoles contra los trenes de alta velocidad provienen tanto de sectores urbanos como rurales. En el primer caso la llegada del AVE implica obras traumáticas en los tejidos urbanos, vibraciones y un altísimo nivel de ruido similar al de un avión. En las zonas rurales las consecuencias indeseadas tienen que ver con la agresión a la fauna, la alteración de cursos del agua, la construcción de túneles en áreas montañosas y enormes movimientos de tierra, daños y fracturación en áreas de cultivo.

(http://www.criticadigital.com.ar/impresa/index.php?secc=nota&nid=1136)

domingo, 9 de marzo de 2008

Google cede a queja del Pentágono

Google cede a queja del Pentágono
Redacción BBC Mundo

La entrada del Fuerte Sam en Google

El departamento de Defensa de EE.UU. prohibió al gigante de búsquedas en internet, Google, la toma de imágenes dentro de bases militares estadounidenses para la elaboración de sus mapas.

Los funcionarios del Pentágono expresaron su preocupación específica sobre las panorámicas de 360 grados, que permiten a los usuarios del programa de Google observar detalladamente los lugares fotografiados.

El general Gene Renuart, jefe del comando militar a cargo de la defensa nacional de EE.UU., dijo que "pienso que representa un verdadero riesgo de seguridad para nuestras instalaciones militares".

La preocupación específica del alto funcionario se refirió a una base de Texas.

"Muestra donde están todos los guardias. La forma como suben y bajan las barreras y cómo entrar y salir de los edificios", señaló.

Individuos y gobiernos

El corresponsal de la BBC en Washington, Jonathan Beale, dijo que muchas de las imágenes fueron tomadas desde calles públicas y, por lo tanto, los militares estadounidenses podrían no tener los derechos legales para retirarlas.

Imágenes de Google
Sin embargo, las imágenes del interior de la base ya no están en el sitio de internet.

Sin embargo, el portavoz de Google, Larry Yu, reconoció a la BBC que la decisión de Google de colocar la base de Texas con tanto detalle había sido un error.

"No es política nuestra solicitar acceso a instalaciones, pero en este caso el operador del vehículo que tenía la cámara encima -la forma como capturamos las imágenes para Street View- solicitó permiso para entrar en una instalación militar y le dieron acceso", explicó.

"Después de enterarnos del incidente, rápidamente procedimos a eliminar las imágenes".

No es la primera vez que las imágenes recogidas por Google generan protestas.

Tanto individuos como gobiernos han mostrado su preocupación de que las imágenes de satélite puedan comprometer su seguridad.

Lea: Un conflicto fronterizo... virtual

(http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/science/newsid_7283000/7283237.stm)

Un argentino deslumbra con el arte satelital

Fotos no convencionales

Un argentino deslumbra con el arte satelital

Santiago Espeche viajará a Nueva York para presentar "Lágrimas del deshielo", una obra realizada con imágenes captadas desde el cielo.

04.03.2008

La fotografía titulada "La Huída" forma parte de la muestra que el joven creativo presentará en los Estados Unidos. (santiagoespeche.com )

Lejos de constituir información pura y dura para uso científico, las imágenes captadas desde el cielo se han convertido en un lienzo virtual para un joven argentino que esta semana viaja a Nueva York con una muestra de arte satelital.

"Esto es arte, pero nunca deja de ser ciencia", dijo a la agencia internacional EFE Santiago Espeche , que desde hace varios años se dedica a descubrir figuras y a dejarse llevar por la imaginación al contemplar cómo se ve la tierra desde el cielo.

Con imágenes de la Antártida tomadas por el satélite argentino SAC-C, Esteche montó "Lágrimas del deshielo", exposición que este jueves abrirá sus puertas al público en la galería de arte del consulado de Argentina en la ciudad estadounidense de Nueva York.

"Para esta serie elegí una forma metafórica de hablar de un tema muy difícil, que es el deshielo como uno de los efectos del calentamiento global. No me gusta la denuncia tajante, sino más bien la sutileza", expresó el creador, de 34 años.

Esteche relató que el arte satelital entró en su vida cuando, poco después de comenzar a trabajar como empleado administrativo en la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) de Argentina, le "ofrecieron aprender a procesar imágenes captadas por satélites".

"Hice una capacitación intensiva -agregó- y después seguí perfeccionándome. En 2002 firmé un convenio con la Conae para poder obtener y difundir imágenes satelitales en ambientes no convencionales e hice mi primera muestra dos años después".

En Nueva York, Esteche expondrá imágenes en papel fotográfico, pero también ha usado lona como soporte y dijo que tiene planeado presentar su próximo trabajo "en formato digital, seguramente con pantallas de plasma colgadas en la pared".

Explicó que "Lágrimas del deshielo" se complementa con la proyección de "un vídeo que comienza con el lanzamiento del satélite SAC-C e imágenes que tomó desde el año 2000, tanto de la Antártida como de otros lugares del mundo".

Un padre diplomático y una familia que le "inculcó mucho el arte" le permitieron a Esteche "conocer el mundo desde pequeño" y comenzar "a escribir a los ocho años", para luego dedicarse a la música y a la pintura, pasiones que no ha abandonado con el paso del tiempo.

"Estuve meses analizando imágenes satelitales y encontré una paleta muy rica, por lo que pensé: aquí hay arte, hay que explotarlo. La variedad de tonos me la da la variedad del suelo, tanto desde su topografía como desde la energía que irradian los elementos", sostuvo.

Con vistas aéreas de lagos, costas o montañas, el creador da vida a un elefante, un camello o un pez y se vale del contorno de una de las Malvinas para referirse al reclamo argentino por la soberanía de esas islas del Atlántico Sur que hoy están en poder del Reino Unido.

"Lo que para un estudioso de la tierra es información para mí es, además de eso, una infinita posibilidad de juego artístico", recalcó.

Si bien reconoció que no son muchos, Esteche dijo que "hay otros artistas satelitales desperdigados por el mundo" y él se ubicó entre quienes hacen "neofiguración, que es encontrar una figura, tomar las imágenes y darles un concepto".

"La agencia espacial estadounidense NASA tiene un sitio de Internet con imágenes de todo el mundo planteadas como arte porque estéticamente son muy bellas y hay un oceanógrafo argentino que hizo un trabajo muy interesante con las corrientes marinas", detalló.

Como integrante de "una generación a la que las ciencias duras se las enseñaron con dureza", el joven tiene la "esperanza de que en poco tiempo haya miles de artistas satelitales" y recomienda utilizar el programa informático Google Earth "como herramienta".

La muestra en el consulado argentino en Nueva York permanecerá abierta hasta el 26 de este mes y en mayo el artista tiene previsto montar otra exposición en Miami, mientras que en agosto próximo sus trabajos recalarán en Buenos Aires.

Lejos de los círculos artísticos tradicionales, la obra de Espeche ha sido proyectada en enormes pantallas de vídeo durante la última gira de conciertos de Los Piojos, una de las bandas de rock más populares del país.

Fuente: EFE

(http://www.criticadigital.com/index.php?secc=nota&nid=161)

Descubren un yacimiento arqueológico a través de Google Earth

En La Rioja

Descubren un yacimiento arqueológico a través de Google Earth

Se trata de una extensión de 500 hectáreas donde hay al menos una docena de estructuras circulares de hasta 12 metros de diámetro, posiblemente construidas con fines rituales.

05.03.2008

Científicos argentinos hacían un estudio sobre la red de caminos Inca y encontraron un yacimiento arqueológico de 500 hectáreas. Lo encontraron con Google Earth. (Sergio Martín - UNLAR)

Varios sitios arqueológicos, de probable función ritual, fueron ubicados ayer en el oeste riojano por investigadores del Departamento Arqueología del Museo de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de La Rioja (UNLAR), según informaron desde esa casa de estudios.

La Universidad dijo que localizó el yacimiento arqueológico con estructuras circulares de gran tamaño a través de Google Earth , un programa informático que permite acceso gratuito a imágenes satelitales a través de Internet, mientras hacían un estudio sobre la red de caminos construido por los Incas en la zona.

Tras verlo en Internet, los arqueólogos Claudio Revuelta y Sergio Martín se trasladaron al lugar y corroboraron el hallazgo, aunque se negaron a revelar de momento la ubicación exacta del yacimiento para no comprometer su conservación.

Según explicaron, ya se han encontrado estructuras como estas en varias regiones del noroeste y Cuyo, pero aclararon que la concentración en un espacio de unas 500 hectáreas convierte al yacimiento en un reservorio patrimonial especial.

Detallaron que algunas de las edificaciones están revestidas con piedras rojas, negras y blancas formando figuras geométricas, y otras están construidas sobre plataformas y delimitadas con paredes de piedra.

Revuelta y Marín dijeron que el estudio del lugar contribuirá a esclarecer si estas construcciones eran utilizadas para sus rituales por los pueblos prehispánicos, tal como se han planteado en algunas investigaciones arqueológicas.

Fuente: Télam y EFE
(http://www.criticadigital.com/index.php?secc=nota&nid=253)